Entonces cae el sol y de
repente me siento feliz. Me acorrala la oscuridad, pero me siento segura... No
me da miedo. Desde pequeña he aprendido a amar a la oscuridad, pues siempre
cierro los ojos y ahí está, muy clara y oscura. Aún no comprendo cómo es que
otros pueden temerle tanto, si vive dentro de ellos. ¿Será que no se conocen a sí mismos? ¿Será que no saben
que no existe un abismo más oscuro que su propio interior? ¿Será que no lo
saben? Desde niños el mundo nos inculca que el negro es el color de la
tragedia, de la tristeza, de los días de luto... pero, ¿Qué no es el color del
cielo en la noche? Sino fuera por ese color, las estrellas no podrían brillar
tanto, ni la luna sería tan especial. La noche parece muchas veces ser más
brillante que el día, y más cuando tus sentimientos van acorde al color. La
noche se ha convertido en mi tiempo favorito, las estrellas mi espectáculo favorito
y la luna mi mejor compañía. Soy feliz gracias a la oscuridad, que aunque
parece ser donde se oculta el vacío, es donde se encuentra el amor y el
entendimiento un poco escondidos. Se escapan ambos conmigo cada vez que
respiro, porque son ellos quienes me mantienen consciente, quienes me mantienen
viva.
lunes, 9 de mayo de 2016
Mayo 9
Han pasado meses desde la última
vez que colapsamos... Hemos hablado luego unas cuantas veces, ahora somos extraños. ¿No? Te observo cambiar, aunque no me
guste admitirlo, te observo convertirte en otra persona... No de cerca,
claro... Sino que te observo desde el panorama. Vas coleccionando nuevas
aventuras, personas, corazones, interiores... Vas viviendo, mientras yo te observo.
Así una vez me dijiste "Vive tu vida, yo viviré la mía y nunca olvides que
estaré aquí para lo que necesites." Pero no te necesito. No te considero
necesario, eres un simple capricho mío. Que te quiero, carajo. Te quiero pegado
a mi mente y a mi cuerpo, te quiero entre mis raíces y entre mis ramas, que te
quiero en mi vida... Pero ya no eres la persona que yo conocía. El patrón de la
colección que tenías, esa que me tomé el gusto de aprenderme de memoria, ha
cambiado demasiado. Te han dejado de gustar las cosas que te gustaban antes, y
las cosas que detestabas, ahora las aceptas y hasta las incluyes en tu diario
vivir. Talvez yo también soy una de esas cosas de tu vieja colección que has
cambiado, que te han dejado de gustar... Qué miedo. Qué miedo que tú lleves una
nueva vida y yo la misma, pero con los ojos pegados a la tuya. Me da pena
admitir lo mucho que me ha costado olvidarme de nosotros. No he podido besar a
nadie, ni tocar a nadie, ni siquiera hablar con nadie. Fuiste tú. Idiota,
maldito, venenoso amor. Me regalaste orgullo, y miedo a volver a enamorarme, a
abrirme con alguien más. Pienso que todos serán como tú, que me llenarán de
vida, para luego llevarse mi alegría. Que me arrancarán el alma con garras.
Ahora vivo tras barrotes invisibles que no me dejan escapar de tu vista. Me
encuentro en un cuarto lleno de arte que me recuerda a ti porque por ti fue que
lo creé, acurrucada en una esquina, con los ojos llorosos, la mente despeinada
y las manos en las teclas de la computadora, mientras escribo todos y cada uno
de los pensamientos que corren por mi mente sobre ti. A veces me gusta pensar
que te he superado, que ya no te extraño como antes, que ya no te pienso...
pero no logro mentirme. Sí que te extraño, aunque no necesariamente quiero que
vuelvas a mi vida, porque tengo claro que no eres la misma persona de la que me
había enamorado, o talvez nunca lo fuiste, sino que me enamore de quien creía
que eras... Te dejo de necesitar un poco más todos los días, olvido como se
siente que te arranquen de mi pecho sin un "Adiós", pero con un
simple "Hasta luego" que me llena de falsas esperanzas y luego de muchas
desilusiones. Nunca podría odiarte, pero me gustaría olvidarte... Que fueras un
extraño, que no puedas ni tengas el poder de hacerme daño... porque lo haces
aun cuando ya tú me has olvidado, cuando tú no te das cuenta, cuando ni
siquiera me piensas. Yo soy la sombra de quien antes era: una niña solitaria
pero absolutamente feliz que se adentró completamente en un universo que nunca existió...
El universo de nuestra ilusión. Quisiera dejar de quererte, pero luego te
recuerdo, y me llegas a la mente hasta en sueños que me hacen pensar en cómo éramos,
en lo muy conectados, en la puta distancia y cercanía. Lo echamos a perder.
Todas esas horas que pasábamos hablando y riendo, donde yo seguía cayendo más y
más profundo en el abismo de tus mentiras. Eché a perder el corazón completo
que tenía, que ahora lo debes tener tú en tu colección de corazones rotos, o
talvez ya lo botaste porque te dejó de gustar... Espero encontrar mi alma
pronto, y amarme más que nunca, llenarme de valor, comenzar a vivir de verdad.
Desde hoy me prometo comenzar la búsqueda de la felicidad, no volveré a tus
pies ni aunque realmente te necesite. Yo valgo un amor incondicional, no uno a
medias. Yo valgo una vida eterna, no unos años de pasatiempo.
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